martes, 1 de noviembre de 2011

LA TRAVIATA.


Acto I

La ópera se inicia con un breve pero brillante preludio que empieza a generar una buena predisposición por parte del oyente (o del espectador si está en el teatro) de cara a disfrutar de una ópera romántica que pone al espectador en un mundo de pasión, renuncia al amor, ira y, finalmente, reconciliación en un momento trágico. La ópera, basada en "La dama de las camelias" de Alejandro Dumas, comienza con una fiesta de alta sociedad en casa de Violetta a la que asisten los amigos de ésta entre los que figura Gastón, el Barón Douphol, el marqués o Flora. Gastón presenta de forma halagadora a Alfredo Germont ante Violetta que queda prendada ante aquel joven. Ya sentados en el banquete, empiezan a dialogar sobre el interés que sintió Alfredo por Violetta cuando llega el primer gran momento de la ópera y que le ha dado popularidad en el mundo como es el célebre brindis (Libiamo!) que entona Alfredo y que sigue Violetta posteriormente. Una vez acabado el banquete, se van los invitados a otra sala para bailar y quedan ellos solos conversando ya que Alfredo se siente preocupado por la salud de ella (entre la enfermedad que se menciona al inicio de la ópera y el mareo que le ha obligado a quedarse) y ella siente que el interés de Alfredo por ella es sincero, demasiado sincero para su gusto ya que teme que tras ese interés haya un amor al que ella no quiera responder. A la pregunta de ella ("Da molto è che mi amate?") él da rienda a ese gran "Un dì, felice, eterea" seguido de "Di quell'amore ch'è palpito" que se convierte en el leit-motiv en este acto cuando Alfredo le revela su amor, que ella no quiere ya que "ella no sabe amar" y le conmina a ser amigos pero nunca amantes. Alfredo parte con el resto de los invitados, no sin conseguir antes que pueda volver a verla. Sola en su casa, se queda pensativa ante esas palabras que, unos momentos antes, le había revelado Alfredo y que le hacen plantearse por unos momentos aceptar ese amor que le propone. En pleno delirio emocional se niega ese amor para volver a ser ella misma, la Violetta que sólo quiere gozar en la senda del placer ("Sempre libera deggio!") mientras, a lo lejos, se oye a Alfredo con ese "amor è palpito" .

Acto II

Escena 1.Ha pasado el tiempo y ambos ya viven juntos en una casita cerca de París. Alfredo revela en su célebre "Lunge da lei" y su posterior "De miei bollenti spiriti" que Violetta ha renunciado por su amor a los lujos, fiestas,etc y que se siente "como en el cielo" estando con ella pero, de repente, Annina le desvela que vuelve de París con el fin de vender los bienes de Violetta para seguir viviendo juntos a lo que él se niega y marcha para París, no sin antes sentirse ultrajado (0 mio rimorso!). Llega ahora uno de los momentos más importantes en la trama de la historia de esta ópera: el encuentro de Violetta y el padre de Alfredo, Giorgio Germont. El diálogo entre los dos va in crescendo en el argumento y en la música que Verdi compuso para este fragmento. Giorgio le pide un sacrificio para que abandone a Alfredo por el bien de su familia a lo que, en principio ella niega ( A no!Giammai!...Non sapete che colpita d'atro morbo è la mia vita- Ignoráis que mi vida está herida de una enfermedad fatal- ya se alude al final de Violetta) para luego aceptar el sacrificio a cambio de que, con el tiempo, él le confíe el secreto a Alfredo del tremendo sacrificio hecho por ella.

Con la marcha del padre de Alfredo, Violetta se decide a escribir para despedirse de Alfredo cuando éste llega de París. En este punto se vive un encuentro lleno de emoción que sugeriría escuchase con gran detenimiento el oyente. Ese Amami Alfredo! es de una pasión diferente a la que se puede vivir en otras óperas, ese sentimiento de Violetta que sabe que ese debe ser el final, como las lágrimas asoman en las mejillas de Violetta. De aquí al final del acto, se aceleran las situaciones. Giorgio habla con Alfredo ("Di Provenza il mar, il suolo" con el fin de convencerlo para volver a su tierra natal con sus familiares), Alfredo se indigna por esa separación sin motivo de Violetta y parte hacia París para vengarse de ella, desconociendo ese sacrificio que sí conocía el padre.

Escena 2. En la fiesta organizada por Flora, la tensión va en aumento desde que aparece Alfredo, cuando nadie esperaba su presencia, y dada la rivalidad existente entre éste y el Barón Douphol. Violetta, que estaba también en la fiesta, pide a Alfredo que se marche pues le amenaza un gran peligro. Alfredo se niega y le dice que marchará siempre y cuando ella le siga. Ella es, ahora, la que dice que no puede, que hizo un juramento. Violetta se ve obligada a mentirle y afirmar su amor por el barón. La reacción de Alfredo es cruel, llama a todos los invitados y, delante de ellos, le tira una bolsa de dinero a los pies de ella para que todos sean testigos de que ha pagado la deuda ("Ogni suo aver tal femmina per amor mio sperdea"- Todos sus bienes esta mujer ha derrochado por mi amor...y yo los aceptaba). En ese momento aparece Giorgio Germont y le recrimina la acción despiadada a lo que Alfredo se derrumba. El gran final es digno de escuchar con detenimiento en cada uno de los matices que se reflejan: el remordimiento de Alfredo, la pena de Violetta porque sabe que él desconoce los verdaderos motivos de su sacrificio, la ira del barón, etc.

Acto III

Después de un breve y triste preludio se observa la triste soledad de una pobre mujer enferma que está antes sus últimas hora de vida. Relee la carta que le mandó Giorgio en el que le relata que le contó el sacrificio a Alfredo y que él "volverá para imploraros perdón". El aria "Addio del passato bei sogni ridenti" es el mejor reflejo de lo que escribí en el inicio de este párrafo, aquel que la oiga por primera vez no quedará decepcionado. Aninna le revela la llegada de "una alegría insospechada"...sí, Alfredo llega ante ella y tras unos diálogos rápidos se inicia un dúo ("Parigi, o cara, noi lasceremo") cargado de inusual optimismo que finaliza con otro más cargado de penar (Alfredo empieza a sospechar que el estado de salud de ella está mal) en el que Violetta ya empieza a "despedirse "("Morir si giovane") mientras que él le pide que "no cierre su corazón a la esperanza". Llega el padre y Alfredo le hace ver el mal que ha hecho y que observe el fin de Violetta. Violetta le entrega un pequeño medallón a Alfredo para que lo conserve como recuerdo de amor y le pide que, de enamorarse otra vez, le entregue el medallón a esa "púdica doncella en la flor de sus años" y le diga que es un "don de quién en el cielo, entre los ángeles, ruega por ella, por ti" mientras que Alfredo no puede aceptar el fin de ella... "que viva o un solo féretro me acogerá contigo". Parece que resurge pero no, Violetta muere entre los brazos de Alfredo mientras que el doctor confirma el fatal desenlace.

Fue estrenada, sin éxito, en el teatro La Fenice de Venecia el 6 de marzo de 1853. El público se burló de la representación varias veces, dirigiendo sus burlas en el rol de soprano Fanny Salvini-Donatelli en el rol titular de Violetta. Salvini-Donatelli, aunque una cantante aclamada, fue considerada demasiado vieja (a los 38) y su sobrepeso de manera que no encajaba con el papel dramático de Violetta Valery quien muere de consunción. Verdi había intentado previamente convencer al gerente de La Fenice para dar el papel con una mujer joven, pero sin éxito. A pesar de todo, el primer acto encontró el aplauso al final; pero en el segundo acto, el público empezó a volverse en contra de la representación, especialmente después de cantar el barítono (Felice Varesi) y el tenor (Lodovico Graziani). Al final de la ópera, el público rió a carcajadas en vez de apreciar el final trágico. El día después, Verdi escribió a su amigo Muzio en lo que ahora se ha convertido quizás en su carta más famosa: "La Traviata anoche un fracaso. ¿Fallo mío o de los cantantes? El tiempo lo dirá."[3]

Después de algunas revisiones entre 1853 y mayo de 1854, que afecta principalmente a los actos II y III, la ópera se representó de nuevo en Venecia, esta vez en el Teatro San Benedetto. Esta representación fue un éxito de crítica, en gran medida debido al retrato de Violetta hecha por Maria Spezia-Aldighieri. El 24 de mayo de 1856 la versión revisada fue presentada en Her Majesty's Theatre en Londres y le siguió el 3 de diciembre de aquel año su estreno en Nueva York.

Desde entonces su popularidad ha sido constante y se ha mantenido en el repertorio hasta la actualidad. La traviata sigue siendo importante dentro del repertorio operístico estándar y aparece como la número 2 en la lista de Operabase de las óperas más representadas en todo el mundo para el período 2005-2010,[4] la primera de Italia y de Verdi.

Con La Traviata, Verdi alcanzó un estilo maduro, con mayor hondura en la descripción de los personajes, mayor solidez en las construcciones dramáticas, y una orquesta más importante y rica.

Es una obra atípica dentro de la producción de Verdi por su carácter realista. No refiere grandes hechos históricos, como Nabucco, ni está basada en tragedias como Macbeth, sino que es un drama psicológico de carácter intimista. Fue la primera ópera en el cual los actores usaron trajes contemporáneos de la época (smoking y vestidos largos de dama a la usanza francesa o inglesa) ya que hasta ése momento, las óperas siempre usaban trajes históricos, correspondiente a siglos pasados u otras civilizaciones (tal como pasó en Aida donde usaban ropas del antiguo Egipto, Nabucco del antiguo Israel o Rigoletto que evocaba al siglo XVI del norte de Italia).





DISCOGRAFIA.


LA TRAVIATA


Pilar Lorengar / Пилар Лоренгар - Violetta Valery
Dietrich Fischer-Dieskau / Дитрих Фишер-Дискау - Giorgio Germont
Giacomo Aragall / Джакомо Арагаль - Alfredo Germont
Stefania Malagu - Flora Bervoix
Silvio Maionica - Marquis d'Obigny
Pier Francesco Poli - Gastone, Vicomte de Letorieres
Virgilio Carbonari - Baron Douphol
Mirella Fiorentini - Annina
Alfonso Losa - Giuseppe
Giovanni Foiani - Doctor Grenvil


Berlin Deutsche Oper Orchestra
Conductor - Lorin Maazel / Лорин Маазель
rec. 1968

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